SEELE Evangelion: ¿fue una secta real?

Hay cosas en Evangelion que te dejan pensando días. O años. ¿Quién no ha sentido ese escalofrío cuando Gendo Ikari habla con esa mesa de monolitos flotantes? Ese consejo sombrío, frío, sin rostros… SEELE. Cada vez que los veo me pasa lo mismo: me invade la sensación de que no estamos viendo pura ciencia ficción. Que hay algo más. Algo demasiado humano. Demasiado real.
La primera vez que vi Evangelion, tendría 15. Y cuando entendí (más o menos) lo que SEELE intentaba hacer, me quedé helado. ¿Una organización secreta que mueve los hilos de todo el planeta desde las sombras, usando religión antigua, textos secretos y manipulación brutal para iniciar el fin del mundo? Eso no se lo inventa cualquiera. Y no es sólo por lo bien escrita que está. Es que se siente posible. Casi como si ya hubiera existido algo así.
Por eso, después de tantos años y tantos análisis, me sigue rondando una pregunta: ¿SEELE se inspiró en una secta real? ¿O fue simplemente la mente brillante de Hideaki Anno jugando con nuestras paranoias y obsesiones religiosas? Spoiler: la línea entre realidad y ficción es mucho más fina de lo que parece.
El eco real detrás de la conspiración: ¿qué fue exactamente SEELE?
En el universo de Evangelion, SEELE es una organización secreta que existe desde hace siglos. Controla la política mundial, la ciencia, la religión. Lo controla todo. Su objetivo: acelerar el «Proyecto de Complementación Humana», es decir, forzar una evolución forzada de la humanidad, eliminando las barreras del ego, fundiendo todas las almas en una sola entidad. Un colectivo sin dolor, sin separación. Y sin libertad.
Y lo más escalofriante es que, en su retorcida lógica, suena como algo noble. Salvar a la humanidad del sufrimiento, ¿no? Pero el precio es… el fin de todo lo que nos hace humanos. Esa es la paradoja. Te prometen paz, pero te quitan el alma en el proceso.
SEELE no usa pistolas ni bombas. Usa textos antiguos como los Manuscritos del Mar Muerto (sí, están en la serie), usa la religión, el simbolismo judeocristiano, manipula a NERV, a los Evas, a los pilotos… y hasta a Gendo Ikari, que no es precisamente fácil de manipular. ¿Quiénes son, entonces, estos tipos que creen tener derecho a decidir el destino de la humanidad?
Eso es lo que me hizo preguntarme: ¿esto viene de algún lado? Porque… vamos, el parecido con ciertas teorías conspirativas reales es demasiado fuerte para ser coincidencia. *Y Anno no da puntada sin hilo.*
Las sombras del mundo real: ¿inspiración en los Illuminati o algo peor?

No es nuevo eso de usar organizaciones secretas en la ficción. Desde los Illuminati hasta Skull and Bones, pasando por el Opus Dei o incluso la masonería. Pero SEELE tiene una vibra distinta. Más oculta. Más mística. Más apocalíptica. Como si mezclara el fanatismo religioso con la manipulación política global. Y eso, honestamente, me da escalofríos.
Algunos fans (y algunos académicos, de hecho) han señalado que el uso de los Manuscritos del Mar Muerto no es casual. Es una referencia directa a textos apócrifos reales que hablan del fin de los tiempos. ¿Qué hace eso en un anime? Pues, todo. Porque SEELE no está escrito como villanos cliché. Están basados en el miedo muy real a que haya fuerzas que operan detrás del telón, guiando el mundo hacia un desenlace que no entendemos.
¿Culto elitista o reflejo histórico?
Hay teorías que dicen que SEELE es una amalgama de múltiples referencias: los Illuminati por el control total, el Vaticano por el componente religioso, incluso cultos gnósticos por la idea de que el mundo material es una prisión del alma. ¿¡Y saben qué!? Tiene sentido. El anime no se corta en mostrar paralelismos con el Antiguo Testamento o incluso el Kabbalah.
Y no me vengan con que eso es paranoia. ¿Acaso no hemos visto suficientes casos reales de cultos que llevaron a la muerte a miles? Aum Shinrikyo en Japón, por ejemplo. Justo en los años en que se gestaba Evangelion. Coincidencia… no lo creo.
Aum Shinrikyo: el culto real que estremeció a Japón (y quizás a Evangelion)

Esto no es un fanfic. Aum Shinrikyo fue una secta japonesa liderada por Shoko Asahara que en 1995 lanzó un ataque con gas sarín en el metro de Tokio, matando e hiriendo a muchas personas. Su líder creía en el fin del mundo, en la salvación del alma colectiva y en una especie de purificación global. ¿Te suena?
Evangelion se estrenó ese mismo año. Y aunque Anno ha dicho que el guión ya estaba en desarrollo, sería ingenuo pensar que ese evento no dejó huella. Japón quedó traumatizado. La confianza en las instituciones se quebró. Y de repente, una serie sobre adolescentes que deben salvar al mundo pilotando robots gigantes adquirió un nuevo tono: más sombrío, más psicológico, más… real.
SEELE como reflejo del trauma colectivo
Muchos analistas creen que SEELE es, en parte, un reflejo artístico de ese miedo colectivo. Un grupo de fanáticos intelectuales que creen tener la verdad absoluta y están dispuestos a aniquilar millones por una visión espiritual retorcida. Y eso es lo que más asusta: no son caricaturas. Podrían existir.
El simbolismo religioso: un rompecabezas para obsesionarse
¿Qué hace una cruz gigante saliendo del mar cada vez que un Ángel explota? ¿Por qué hay lanzas llamadas “de Longinus”? ¿Por qué los nombres de los Ángeles son los mismos que en la Biblia? Evangelion está lleno de referencias religiosas, pero no como simple decoración estética. Es parte del núcleo temático.
SEELE interpreta esos símbolos de forma distorsionada, como muchas sectas reales lo hacen. Creen estar ejecutando un plan divino, cuando en realidad están forzando su propia lectura de la espiritualidad para justificar el horror. Esa es la parte más inquietante: el uso del dogma para justificar lo inhumano. Y sí, eso existe en el mundo real. Más de lo que quisiéramos admitir.
Cuando los símbolos pierden su alma
Personalmente, uno de los momentos más fuertes fue cuando SEELE comienza a sacrificar a los pilotos y usar sus cuerpos como catalizadores del proyecto. En ese momento, ya no son humanos. Son instrumentos. Es lo que hacen los cultos: te despojan de tu identidad para ponerte al servicio de “algo mayor”. Y eso… eso me dolió.
SEELE como reflejo de nuestros miedos más profundos

No importa cuántas veces vea Evangelion, cada aparición de SEELE me revuelve el estómago. Es ese temor primario a perder el control. A que alguien decida tu destino por ti. A que los poderosos se reúnan en salas oscuras y te usen como pieza de un juego cósmico que ni entiendes.
Y quizá por eso Evangelion ha trascendido tanto. Porque SEELE no es sólo un enemigo. Es un espejo. Nos obliga a mirar hacia adentro y preguntarnos: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar por “el bien común”? ¿Quién decide qué significa eso? ¿Y si esos que deciden no son tan buenos como creen?
Como fan, me encanta desmenuzar teorías y conexiones, pero también reconozco cuando algo me toca fibras más profundas. SEELE lo hace. Porque no son robots. No son monstruos. Son humanos. Extremadamente humanos. Y por eso asustan más que cualquier Ángel.
¿Y tú qué piensas? ¿Existe un SEELE en nuestro mundo?
No sé. A veces siento que sí. No como en Evangelion, claro —no hay monolitos flotantes ni Manuscritos del Mar Muerto—, pero esa sensación de que algo se mueve detrás… que hay manos que no vemos, tomando decisiones por todos. ¿Nunca lo has sentido?
SEELE es ficción, obvio. Pero hay cosas que se parecen demasiado. Secta, poder, lenguaje místico, control disfrazado de “salvación”. Aum Shinrikyo fue real. Lo del gas sarín también. Y pasó en Japón justo cuando nació Evangelion. No es casualidad.
Lo que me revienta es que no necesitás ciencia ficción para que algo así funcione. Solo fanáticos con poder, y gente que no mira. Eso es lo que me da miedo. No los Evas. No los Ángeles. Eso.