Brad Pitt arrasa con F1: The Movie en taquilla mundial
F1: The Movie continúa acelerando hacia el éxito y ha alcanzado un hito importante en taquilla. Dirigida por Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick), esta película sigue al retirado piloto de Fórmula 1 Sonny Hayes (interpretado por Brad Pitt), quien regresa a las pistas muchos años después de haber sido apartado por una lesión.
Según datos de The Numbers, la película ha alcanzado los 144 millones de dólares en taquilla doméstica y ha sumado 257,2 millones en el mercado internacional. Esto da un total global de 401,2 millones de dólares, convirtiéndola en la octava película de 2024 en superar la barrera de los 400 millones en todo el mundo.
Además, es la sexta película de Brad Pitt en alcanzar este logro, uniéndose a títulos como Ocean’s Eleven, Troya, Sr. y Sra. Smith, Guerra Mundial Z y Deadpool 2 (aunque en esta última solo tuvo un cameo). Esto consolida a Pitt como una de las figuras más rentables del cine actual.
Una historia de redención sobre ruedas
F1: The Movie no va solo de coches dando vueltas y motores rugiendo, ¿vale? Esto va de Sonny Hayes, un piloto que lo tuvo todo… y lo perdió. Y ahora, años después, se lanza de nuevo al asfalto con algo más que velocidad en la cabeza. Tiene cuentas pendientes. Con los demás, sí, pero sobre todo consigo mismo. Porque a veces el rival más duro es el que te mira desde el retrovisor… y tiene tu cara.
Lo que ves en pantalla es una mezcla explosiva: nostalgia que duele rico, tensión que te clava al asiento, y esa vibra tan real del mundo de la Fórmula 1 que casi podés oler el caucho quemado. No es solo otra peli de carreras. Tiene alma, tiene heridas abiertas, y sí —también tiene esos momentos donde el corazón va más rápido que el coche. En serio, esto es gasolina emocional.
Filmada en circuitos reales de Fórmula 1 y con tecnología de punta, la producción no escatima en detalles para recrear con precisión el vértigo y la tensión de una carrera profesional. Kosinski ya demostró en Top Gun: Maverick su capacidad para capturar la emoción en movimiento, y aquí lo vuelve a lograr.
El cine deportivo vuelve a pisar el acelerador
Pocas veces una película de automovilismo logra colarse entre los grandes estrenos del año, y sin embargo, F1: The Movie lo ha hecho y con estilo. En vez de limitarse a mostrar autos dando vueltas, va directo al corazón: habla de la presión, del ego, del miedo a quedarse atrás. Y eso resuena, incluso si no te interesa en lo más mínimo la Fórmula 1. No es solo gasolina y neumáticos: es gente rota, tratando de arreglarse mientras corren a 300 por hora.
El impacto que ha tenido va más allá de lo comercial. Estamos viendo cómo un género que suele quedarse en segundo plano —el deportivo— está volviendo a conectar con la audiencia. ¿Por qué? Porque detrás de la acción hay una historia real, con alma. Brad Pitt, en un papel que le queda como anillo al dedo, encarna a un tipo que no solo quiere ganar, sino entender en qué momento dejó de disfrutar lo que hacía. Eso, con la dirección elegante y precisa de Kosinski, se siente honesto. Nada de frases épicas vacías: todo suena vivido.
Y lo curioso es que F1 no se vende como algo más grande que la vida, aunque por momentos lo parezca. La fuerza está en los detalles pequeños: una mirada, una pausa, una derrota que pesa más que cualquier victoria. Con esto, no solo se enciende el motor del cine deportivo, sino que se le recuerda al espectador que todavía hay espacio para historias intensas, sin necesidad de capas ni universos compartidos.