Diferencias entre The Last of Us serie y videojuego

The Last of Us no es solo una adaptación cualquiera —es una reinterpretación emocional y profunda que respeta la esencia del juego original, pero también se atreve a tomar sus propios desvíos. Para los fans veteranos, cada episodio trae una mezcla de nostalgia y sorpresa. Y para los nuevos, una experiencia desgarradora que no exige conocer la fuente. Pero, ¿qué tanto cambia la serie frente al icónico videojuego de Naughty Dog?
¿Qué diferencias hay entre la serie y el videojuego The Last of Us?
Desde el primer episodio, la serie deja claro que no es una copia exacta del juego. Sí, los personajes principales están ahí —Joel, Ellie, Tess, Marlene, etc.— pero la narrativa toma nuevas rutas. Se añaden capas de contexto, se reescriben escenas y, sobre todo, se profundiza en aspectos emocionales que el juego solo insinuaba. Y eso, en muchos casos, funciona maravillosamente.
El origen del brote cambia por completo

Uno de los cambios más comentados es el origen del hongo Cordyceps. En el juego, no se explica demasiado; simplemente ocurre. En la serie, en cambio, se introduce desde el primer episodio una explicación científica más aterradora y realista: el cambio climático provocó una mutación en el hongo, lo que lo hizo capaz de infectar humanos. ¡Boom! Ya estás inquieto antes de que empiece la acción.
Más tiempo para los personajes secundarios



¿Te rompió el alma el episodio de Bill y Frank? No estás solo. En el juego, Bill es un personaje solitario, cínico y su historia con Frank se menciona apenas. Pero la serie decide dedicarle un capítulo completo, hermoso y trágico, que ha sido aplaudido por su sensibilidad. Aquí, la adaptación se permite respirar, explorar relaciones y añadir humanidad donde antes había acción o tensión.
Tess, Sam y Henry: historias más dolorosas

La historia de Tess, por ejemplo, se amplía para mostrar su vínculo con Joel y su valentía final. Lo mismo ocurre con Sam y Henry. En la serie, Sam es representado como un niño sordo, lo que no solo lo hace más vulnerable, sino que añade una capa de ternura y desesperación a su destino. Estos cambios no traicionan el espíritu del juego; lo enriquecen.
Joel es más humano… y más roto

En el juego, Joel es un tipo duro, casi impenetrable, que apenas deja asomar sus emociones. En la serie, aunque sigue siendo un tipo rudo, se le permite tener más vulnerabilidad: ataques de pánico, dudas, silencios que dicen más que mil diálogos. Y eso, sinceramente, lo hace más real. Más padre. Más persona.
Ellie: igual de feroz, pero con más matices

Bella Ramsey le da a Ellie un toque más sarcástico, más “punk” incluso, que la versión del juego. Pero también más complejidad. Sus miedos, sus traumas, su necesidad desesperada de conexión están más expuestos. La escena del capítulo 7 —sí, la del centro comercial— se mantiene, pero con un ritmo y una ternura que duelen.
La relación entre Joel y Ellie evoluciona distinto
En el juego, gran parte del vínculo entre Joel y Ellie se construye a través de la jugabilidad: combates compartidos, chistes espontáneos, pequeños gestos. La serie, al no contar con esa mecánica, se apoya en silencios, miradas, diálogos cargados de emoción. La progresión es más pausada pero más emocional. Y cuando finalmente se llaman “familia”, lo sientes como un puñetazo en el pecho.
El final: fiel, pero con más peso emocional
El final de la serie sigue el mismo camino que el juego: Joel elige salvar a Ellie en lugar de dejar que sea la “cura” para la humanidad. Pero lo que cambia es el enfoque. En la serie, todo el clímax tiene una carga emocional brutal: cámara lenta, música desgarradora, miradas que matan. El “Okay” de Ellie ya no es solo una palabra… es una herida que no va a cerrar.
¿Los cambios son buenos o malos?
Depende de a quién le preguntes. Para muchos jugadores puristas, ciertos cambios pueden parecer innecesarios o incluso molestos. Pero para la mayoría —incluidos muchos fans del juego—, estos ajustes no solo son aceptables: son brillantes. En lugar de imitar al juego, la serie decide expandirlo, reinterpretarlo, hacerte sentir lo mismo… pero con nuevas emociones.
Entonces, ¿vale la pena ver la serie si ya jugaste?
Absolutamente. Porque aunque ya sepas lo que va a pasar, no sabes cómo te va a hacer sentir esta vez. La serie de HBO logra algo raro: ser fiel y diferente al mismo tiempo. Y eso, en el mundo de las adaptaciones, es casi un milagro.